Me ven...

La rosa que no muere



Ver un desfile de alta costura es como ver por primera vez una película de Wong Kar-wai: no entiendes nada pero miras embobado. Es el reducto reservado para que los más grandes hagan lo que de verdad les pida el cuerpo, sin pensar –al menos a priori- en lo que se va a vender o en las tendencias del momento. Lo más cerca del arte que puede estar la moda, se comenta en el artículo.

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